El Tete
El Tete era de esos jugadores que dejan huella
El Tete era de esos jugadores que dejan huella
El Tete era de esos jugadores que dejan huella. Que se lo digan a sus compañeros, siempre al rescate, siempre empujando, siempre socorriendo. Era un pilier en el campo, pero también un pilar en el vestuario. Un capitán, un referente, un amigo. Pero que se lo digan también a sus rivales si dejaba huella o no. Sé de un pilier que, años después de retirarse, seguía recordando las caricias que le dejaba el Tete cuando las delanteras se abrazaban en la melé y lo único que veían sus caras, boca abajo, era el barro. Menos mal que no había videoarbitraje, amigo. Yo mentiré y diré que siempre fue en defensa propia.
Estoy seguro de que el sentimiento de ese pilier (“Las h** que me daba el Tete”), una mezcla de miedo, respeto y admiración, era el de casi todos los que se han puesto enfrente suyo. El Tete era robusto, con un dominio inigualable en la primera línea. Era recio, soldado de la vieja escuela, temido por todos, nunca se arrugaba, marcando siempre su territorio. Formó con Luisma una pareja de piliers que será difícil de olvidar, no ya solo en Arquitectura, sino en el rugby español.
Nosotros en la Escuela, por suerte, nunca tuvimos que jugar contra él. Digo por suerte no solamente por habernos evitado sus placajes y sus entradas en la melé, sino por haberle tenido como compañero. Llegó a Arquitectura con toda la tropa del Loreto (los Palacios, los Normand, los Fernández Delgado o los Garre, entre otros). Corría 1976 y enseguida empezó a enseñarnos el camino. En su segunda temporada (1977-78) se proclamó campeón de España juvenil con Chemita en el banquillo.
La temporada siguiente, y en senior, levantó la copa FER como jugador del CD Acantos bajo la dirección de J. Linares.
Después vinieron cinco Ligas y cinco Copas de España, donde se incluyen tres dobletes, en 1982, 1986 y 1988. En esa última temporada levantó como capitán la copa en la final jugada en Badajoz contra el Canoe. También fue el capitán de la primera gira a Sudáfrica del Club en el verano del 1986, un viaje que marcó una época en el rugby de la Escuela bajo la dirección de Grobelar.
Era un hombre de club. Nunca vistió otra camiseta que no fuera la de la Escuela. Tras su retirada, siguió vinculado a Arquitectura y ejerció de entrenador junto a Fernando García, conquistando el último título de liga de Arquitectura allá por 1995.
Capitán de la selección Española, donde participó en 18 partidos oficiales desde su debut contra Polonia el 16 de noviembre de 1980. Siempre recordaremos aquella intensa semana de noviembre de 1982 en la que jugamos contra los NZ Maoris y los Pumas. También participó en los Juegos del Mediterraneo de Casablanca en el verano de 1983.
Cuántos campos hemos recorrido, por España, por Europa y por el mundo. Horas y horas juntos. Lo que nos has hecho reír. Lo que nos has enseñado. Lo que nos has arropado y guiado.
Ahora se nos ha hundido la melé. Ya no podemos empujar más juntos. El partido ha terminado. Pero nos espera el tercer tiempo. Guárdanos un sitio allí arriba.
«Chino» Encabo Durán